Una nueva cumbre entre América Latina y Europa, los mismos desafíos

por Paola Visca – La quinta Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea, América Latina y el Caribe (ALC-UE) tendrá lugar el próximo 16 de mayo en Lima (Perú). El encuentro nucleará nada menos que a 60 jefes de gobierno de ambas regiones (participarán 33 países de América Latina y 27 europeos). Los temas que se analizarán en esta ocasión son la lucha contra la pobreza y la desigualdad, y la problemática ambiental, cambio climático y energía. Sin dudas, asuntos que en la actualidad son extremadamente relevantes y sensibles para ambas regiones.

El proceso de la Cumbres entre Europa y América Latina

El origen de los encuentros intercontinentales se remonta a 1999, cuando en Rio de Janeiro (Brasil) se reunieran por primera vez los mandatarios de ambas regiones con el fin de “promover y desarrollar una asociación estratégica, con un espíritu de igualdad, alianza y cooperación”. Entre otros objetivos, se buscaba fortalecer las relaciones de América Latina con Europa, tanto en las dimensiones política y económica, como también en la cultural, apuntando a esa asociación estratégica basada en valores compartidos por todos los pueblos que la integran.

Desde aquel año han habido otras tres Cumbres bi regionales, que se desarrollaron en forma alternada entre los dos continentes. La segunda se celebró en mayo de 2002 en Madrid bajo la convocatoria “UE-América Latina y Caribe: Impulsando la asociación estratégica para el siglo XXI”. Dos años más tarde, en Guadalajara (México), tuvo lugar la tercera Cumbre, donde se abordó el multilateralismo y la cohesión social, y de esta ocasión surgió la “Declaración de Guadalajara”, que contenía ciertos pronunciamientos y compromisos sobre dichos temas. El cuarto y último encuentro se realizó en Viena en mayo de 2006. En esa ocasión, dedicada al “crecimiento y empleo, conocimiento compartido y formación de recursos humanos”, se destacó el papel de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones, como herramientas necesarias para alcanzar el desarrollo social y económico, reduciendo a la vez la brecha digital.

La relación económica

Tanto los intercambios comerciales como los lazos por IED son muy intensos entre América Latina y el continente europeo. Por ejemplo, considerando la inversión extranjera directa (IED), Europa es un actor muy importante para nuestra región, constituyendo para algunos países el primer inversor extranjero. Las empresas de capital europeo se encuentran diversificadas en casi todos los sectores de las economías latinoamericanas, desde alimentos hasta industria pesada, telecomunicaciones, finanzas, etc. Algunas de las empresas europeas más importantes de la región son Repsol-YPF (petróleo y gas), Telefóncia (telecomunicaciones), Volkswagen (automotriz), Shell (hidrocarburos) Carrefour (comercio minorista), entre otras. Las ventas de estas empresas superan los varios miles de millones de dólares en algunos países de América Latina. A modo de ejemplo, ya en 2005, las ventas de Volkswagen en México alcanzaban a 7.100 millones de dólares.

Los movimientos comerciales, por su parte, se han incrementado notoriamente en los últimos años, tanto debido al dinamismo de la economía mundial en general como a la intensificación de las relaciones entre latinoamericanos y europeos. Las cifras que muestra la Organización Mundial del Comercio (OMC) señalan una tendencia ascendente de los intercambios comerciales: en 2004 el comercio de mercancías desde América Latina a Europa ascendía a 59.000 millones de dólares, mientras en sentido inverso el monto llegaba a 51.000 millones. Al año siguiente, tales montos se elevaron hasta 68.000 y 58.000 millones respectivamente. Por último, los datos para 2006 muestran que se siguió engrosando el comercio de mercancías entre ambas regiones y en ambos sentido, manteniéndose el saldo comercial positivo a favor de América Latina: fueron nada menos que 86.400 millones de dólares desde la región hacia Europa, mientras que otros 66.600 millones tuvieron el sentido opuesto.

Este dinamismo en el intercambio comercial seguramente ha incentivado el interés en reactivar las conversaciones referentes a acuerdos comerciales y tratados de inversiones que están en suspenso desde hace tiempo entre algunos grupos de países latinoamericanos y la UE. Por ejemplo, en el encuentro de Lima se conversará sobre un acuerdo de complementación económica, y no pocos insistirán en introducir en la agenda un posible convenio de libre comercio.

Encuentros paralelos

Como sucede habitualmente en ocasión de reuniones multilaterales de gran envergadura como estos, se desarrollan otra serie de eventos, paralelamente a los encuentros de los gobiernos. El 14 y 15 de mayo se desarrollará la II Cumbre Empresarial de América Latina y la Unión Europea, cuyo centro de interés es principalmente fomentar el comercio entre ambas regiones, promover la Inversión Extranjera Directa, promocionar la creación y crecimiento del empleo, entre otros temas a discutir. Esta cumbre tiene como objetivos, según se proclama, la búsqueda del bienestar, el desarrollo sostenible y la inclusión social.

Muchos empresarios y dirigentes políticos se muestran optimistas. En particular el titular de la Comisión de Alto Nivel de la Cumbre, Vega Llona, sostuvo que es mucho lo que se puede esperar, por ejemplo en materia de inversiones: “la Unión Europea es un inversionista muy importante en América Latina” y sus “países tienen un stock de inversiones que podrían generar seguramente inversiones de la que estamos cortos en América del sur”.

El evento promovido por la sociedad civil, bajo el nombre “Enlazando Alternativas 3“, representa una cumbre de los pueblos. Este encuentro reúne a organizaciones diversas, desde confederaciones campesinas a sindicatos, ONGs ciudadanas o centros de investigación. Las instituciones ciudadanas vienen advirtiendo los impactos negativos de los acuerdos de libre comercio y de liberalización de las inversiones. Las críticas no solo se refieren al plano estrictamente económico, sino que también se cuestiona el militarismo, la xenofobia, la precariedad laboral y la exclusión social y el estado del ambiente, entre otros aspectos.

Por ejemplo, uno de los temas más criticados es el referente a los medicamentos, donde las grandes empresas farmaceúticas y el respaldo logrado por los sistemas de patentamiento, termina impidiendo que los países del sur puedan manufacturar medicamentos genéricos mucho más baratos. Un documento de OXFAM publicado recientemente sostiene que los acuerdos que están bajo discusión, “limitan el acceso de los países en vías de desarrollo a la tecnología patentada y a las medicinas –mientras tampoco pueden proteger el conocimiento tradicional- con un creciente perjuicio a la salud pública.”

Una historia de diez años

Las Cumbres entre ALC – UE se aproximan a los diez años de existencia. Por esa razón se espera que en esta ocasión se haga no solamente un balance de los resultados que se han obtenido hasta el momento, sino también propuestas y medidas concretas, que tiendan a solucionar los problemas que se plantean, problemas que son de suma urgencia y de larga data.

Ninguno de los temas que se abordarán en Lima son nuevos. La pobreza en Latinoamérica no es un problema nuevo. Sin embargo sucesivas Cumbres y distintos marcos de cooperación y/o alianzas estratégicas no han podido vencer este flagelo y muchas veces ni si quiera apuntan en ese sentido, lo cual es todavía más grave. Eso indica que es necesario más que buenas voluntades y meros pronunciamientos para acabar con problemas estructurales de esta naturaleza.

Respecto al ambiente y los recursos naturales, otro de los temas que se discutirán en Lima, es notoria la riqueza y posición estratégica de América Latina como proveedora de recursos ambientales. El cuidado de estas riquezas naturales y su uso responsable es fundamental no solo para el futuro de la propia región, sino de todo el mundo. Establecer medidas concretas, claras y firmes apuntando a cuidar el ambiente en todas las etapas del “ciclo productivo” (extracción, producción, distribución y consumo) es crucial y deberían tomarse con un criterio de largo plazo que implique generosidad intra-generacional, de tal manera de no agotar ni contaminar los recursos pensando en la rentabilidad inmediata.

P. Visca es analista de información en CLAES D3E (Desarrollo, Economía, Ecología, Equidad – América Latina).