por Carolina Villalba Medero (desde Mar del Plata) – En el marco de la Cumbre de las Américas, el jueves 3 de noviembre tuvo lugar la reunión de los cancilleres del continente con las organizaciones de la sociedad civil. La instancia era parte del espacio que la estructura oficial de la cumbre otorga a los integrantes de organizaciones ciudadanas. Allí se presentaron a consideración de los Ministros de Relaciones Exteriores las sugerencias de la Sociedad Civil sobre los puntos en consideración de la Cumbre, la creación de trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática.
Más de quince representantes de organizaciones ciudadanas realizaron presentaciones, donde los temas abordados fueron muy diversos: desde economía solidaria hasta la exigencia de igualdad de géneros y legislación sexual y abortiva, pasando por la condena al ALCA y los Tratados de Libre Comercio, el reconocimiento a grupos minoritarios –como afrodescendientes y discapacitados– y los derechos humanos.
Las propuestas más repetidas giraron en torno a la necesidad de canales de comunicación e información; esto implica crear mecanismos de transparencia y tener presencia activa en todo proceso interamericano y asegurar una comunicación permanente con los gobiernos. En el mismo sentido, se planteó la urgencia de un financiamiento que permitiera la participación ciudadana, lo que envolvería un seguimiento por parte de la OEA que los estados miembros cumplan con el aporte de su cuota.
Entre las propuestas relacionadas específicamente con el mencionado lema adoptado por la cumbre se destaca la urgencia de políticas publicas que apoyen generación de empleo genuino y políticas económicas que consideren la soberanía alimentaria y energética como fundamental para el desarrollo.
Una de las proposiciones más repetidas por las distintas organizaciones fue la manifestación una y otra vez en contra del ALCA y los TLC, ante la atenta presencia del delegado de EE.UU. En este aspecto, el representante del “Encuentro Latinoamericano de trabajadores” propuso crear trabajo digno para enfrentar la pobreza y para ello mencionó la necesidad de generar políticas concretas y coherentes en el marco de la soberanía, la defensa del ambiente y los derechos humanos. Para esto reclamó como necesaria la ampliación de la participación de la sociedad civil como requisito ineludible para la gobernabilidad democrática de forma que el espacio ganado en las cumbres sirva de algo.
Otra vez más los derechos humanos y la mejora de los canales democráticos jugaron un papel importante entre las pautas mencionadas como una forma de mejorar la gobernabilidad en los países. En este sentido se propuso el respeto irrestricto y garantías al cumplimiento de los derechos humanos además de un cabal cumplimiento de todas las resoluciones y garantizar derechos a la información a toda la población.
Luego de las presentaciones de las organizaciones ciudadanas, los cancilleres y representantes gubernamentales tomaron la palabra para contestar algunas de las propuestas escuchadas. Uno de los primeros fue el representante de Ecuador quien destacó el papel que la sociedad civil tiene para el proceso de reestructura que está asumiendo su gobierno. Por otro lado el representante de Granada agradeció a la sociedad civil el hecho de que la misma le indique por donde debe estar el foco de discusión de los gobiernos.
No obstante, la intervención más aplaudida por los asistentes fue la del canciller uruguayo Reinaldo Gargano, quien comenzó corrigiendo el uso del término indígenas el que a su parecer debía ser sustituido por “autóctonos”. Gargano comenzó diciendo que “está en los pueblos la decisión liberarse de la pobreza y engaño de la corrupción, a la democracia y libertad se llega a través de la igualdad tanto económica como social. Si bien pueden hacerse y firmarse miles de tratados y documentos, lo bueno es ponerlos en práctica ya que nada podemos esperar si no es de nosotros mismos”.
Un momento especial se vivió al final de la reunión cuando tomaron la palabra en penúltimo y último lugar los representantes de EE.UU. y Venezuela. El delegado de Washington se limitó a reconocer la importancia que tenían este tipo de reuniones y agregó “porque es la sociedad la que vota y elige a sus representantes”. Unos minutos después el canciller venezolano le respondería que “en Latinoamérica la sociedad no sólo vota sino que también tiene el derecho a participar en la gobernación y eso es democracia”.
Mas allá de la amplia gama de temas, todos coincidieron en resaltar la necesidad de que la sociedad civil se encargue de hacer el seguimiento y de controlar los acuerdos consensuados en la cumbre. También concordaron en exigir que esos acuerdos se traduzcan verdaderamente en políticas de estado tendientes a solucionar los problemas planteados. Si bien desde la sociedad civil se reconoce que estas oportunidades son decisivas para acrecentar el entendimiento con los gobiernos, los oradores fueron categóricos en señalar que el ambiente de estas reuniones desalientan a veces el diálogo con los gobernantes.
C. Villalba es analista de información en D3E (Desarrollo, Economía, Ecología y Equidad – América Latina).